Mucho se ha dicho sobre la conducta del hijo único, sin embargo, estudios sobre la teoría del orden de nacimiento realizados por autores como Adler, Dreikurs y Grey indican que hay ciertas tendencias en las conductas y actitudes del hijo único; sin embargo, siempre van a ser reforzadas o desarraigadas según el estilo de crianza que el niño reciba de sus padres.

La posición que un hijo ocupe en la familia ya sea el primogénito, el de en medio o el bebé va a llevarlos a manifestar ciertas conductas en relación con los otros hermanos, tratando de esta manera, asegurar un lugar dentro del núcleo familiar. Son varios los mitos detrás de la crianza de los hijos únicos, entre los cuales se incluyen los siguientes:

            -Los hijos únicos son personas más egocéntricas

            -Los hijos únicos son consentidos y berrinchudos

            -Los hijos únicos son niños solitarios y apartados del resto

            -Los hijos únicos son egoístas, no saben compartir

            -Los hijos únicos son serios y formales no parecen niños

Detrás de estos mitos hay datos científicos que refieren la tendencia que un niño definirá y manifestará en su conducta según el orden de su propio nacimiento, por lo que aquí se estudiarán algunas ventajas de ser hijo único contrarrestadas con otras realidades que le toca enfrentar.

Una de las ventajas de ser hijo único es que no tiene que sufrir el trauma de sentirse desplazado al nacer un nuevo hermano; lo cual se ve contrarrestado por el hecho que no tiene cerca de él/ella a otra persona con capacidad similar, por lo que debe tomar como guía enteramente a sus padres.

Por esta razón es que el hijo único puede tornarse formal, con un lenguaje rico para su edad, tener gustos menos infantiles que el promedio de los niños. Pueden tender a ser serios y orientados a la tarea intelectual.

Se debe atender con cuidado, pues algunas veces los hijos únicos pueden entrar en una competencia con el padre del mismo sexo para conseguir la aprobación y atención del padre del sexo opuesto; esto con la única meta de hacer una identificación “ser iguales” con el padre del mismo sexo y una diferenciación “ser opuestos” con el padre del sexo opuesto.

Si no se conocen la identificación y diferenciación como parte del proceso de desarrollo en el niño, puede llegarse a pensar que el niño simplemente rechaza al padre del mismo sexo, lo cual no es así, es asunto de una intencionalidad inconsciente y de una necesidad de desarrollo básico en el niño.

 El hijo único también tardará un poco más en desarrollar las competencias de sociabilidad, sin embargo, esto no es un impedimento para que logre adaptarse completamente a la sociedad cuando es adulto. Es más, se va adaptando a estar solo en casa y puede llegar a hace lazos tan estrechos como con un hermano a través de la relación con primos y amigos.

Generalmente los hijos únicos son niños que se relacionan la mayor parte con adultos (sus padres, tíos, abuelos) son personas que tienden a tener metas altas ya que la conducta que tienden a imitar es la de sus padres, por lo que sus aspiraciones tienden a ser elevadas.

Se ha demostrado que los hijos únicos desarrollan una personalidad atractiva, debido en la mayoría de los casos, a las oportunidades de estudio y estimulación que han recibido; son niños hábiles en lo académico y emocional.

Lo cierto es que el estilo de crianza de los padres, más que el número de hijos que tengan es lo que determinará cómo será ese niño.

Aunque la atención de los padres se ve volcada a estos niños, debe atendérsele con afecto y cuando se necesite debe haber firmeza; por ejemplo, se le debe proveer una educación con valores de empatía que significa tener la habilidad de ponerse en lugar de otros. Además, enseñarles generosidad en el contexto de saber compartir, y responsabilidad, que sepa que no todo gira en torno a él/ella y que hay cosas de las que solamente él/ella es responsable; como sus tareas, las reglas que se le pongan en casa y sus objetos personales entre otros. Debe además como cualquier otro niño tener límites claros de acuerdo con su edad.

 Lo cierto es que el estilo de crianza de los padres, una educación en valores, vínculos de afecto y sociabilidad más que ser hijo único en sí, es lo que determinará cómo será el niño.

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